La nueva mano del Banco Central
gerente general octogone chile
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Manuel Bengolea
Hace algunos días el nuevo presidente del Banco Central, Sr. Mario Marcel, hizo la presentación de los Informes de Política Monetaria (IPOM) y de Estabilidad Financiera (IEF) ante la comisión de Hacienda del honorable Senado de la Republica. Estos informes son altamente demandados por los principales actores del mercado financiero, tanto por los pronósticos que contienen como por las claves y las lecturas entre líneas que permiten sacar conclusiones y tomar decisiones de inversión.
A pesar de que en las proyecciones de inflación y crecimiento económico no hubo nada inesperado, sí llamó la atención en esta presentación, que se aleja de lo que fuera usual en los informes anteriores, las reflexiones del presidente del instituto emisor a la Comisión de Hacienda del Senado. En efecto, durante la presidencia de Rodrigo Vergara, fueron varios los IPOM que causaron molestia en el mundo político por los llamados de atención, tanto directa como indirectamente, que éste hacía sobre las consecuencias de reformas mal diseñadas y mal ejecutadas en el potencial de crecimiento de la economía chilena. De hecho fue el Central quien acuñó el término “shocks autónomos” de confianza para explicar la caída de la inversión que no se explicaba por el fin del ciclo minero.
No contribuye con las expectativas cuando una institución del prestigio institucional del Central menciona tangencialmente un shock autónomo de confianza, y soslaya la importancia de dicho efecto como algo exógeno a los deberes del Banco Central. Resulta más distorsionante aún que dedique una parte tan significativa de sus reflexiones a argumentar porqué la desaceleración del crecimiento económico chileno se debe al fin del ciclo minero, cuando esa sí que es una variable que nadie en Chile puede pretender controlar, mientras que las expectativas de empresarios y consumidores afectadas por las distorsiones reformistas de este gobierno, si son responsabilidad de éste y por ende manejables por él. A pesar de que coincido en el llamado del presidente del Central en orden a identificar y prevenir nuevos riesgos, creo que perdió una buena oportunidad para reconocer cuáles han sido los elementos de carácter endógeno que han influido en el desplome de las expectativas de empresarios y consumidores. Diagnosticar correctamente cuáles son las causas de la desaceleración, permite actuar sobre ellas y revertirlas.
Curioso me parece, por último, que soslayara los evidentes signos de recuperación de la actividad industrial en China (principal socio comercial chileno) y en el resto del mundo también, que deberían afectar positivamente el precio de nuestro principal producto de exportación, y por ende la evolución de las expectativas de crecimiento. No es baladí la recuperación en el precio de los bienes básicos (precio del cobre ha aumentado casi 20% en lo que va del 2016), como tampoco lo es la evolución a nivel mundial de los precios de las acciones de empresas dedicadas a éstos, lo cual muestra que el mercado sí cree en la recuperación. A lo mejor lo que quería el nuevo presidente del Central era bajar las expectativas, para que de aquí en adelante todo fueran sorpresas positivas.